sábado, 27 de noviembre de 2010

I.

Son días de ruido, éstos.

Días capaces de convertir cualquier cosa en ecos resonantes y carentes de significado.

En medio de la guerra,

atrapada en una trinchera que no es sino ruido incesante,

estoy yo.

Y yo soy ruido.

No soy la voz porque no puedo serlo.

Abro la boca para gritar… y no soy más que ruido.

Soy Eco encontrándose con Eco al final del espejo,

pero no hay flecha que me haga deseable.

Infinitamente, cara a cara,

se diluye una palabra que nadie ha pronunciado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario