lunes, 8 de marzo de 2010

Destino

Ay con este monstruo de proporciones magníficas; bestial dragón de dos cabezas, ésta de hielo, la otra de fuego. Destino, cúmulo inmenso de coincidencias tan ilusorias como reales, gigantesco dios prefabricado al que con gusto nos sometemos, temblando y derramando nuestra sangre sobre un arcaico altar de piedra.
¿Quién hay que escape, quién que se jacte de no estar sujeto a esta bestia? Pues si bien el Destino es dios inventado, simple producto de los tristes pasos del guerrero, también el guerrero, sin saberlo, debe llevarlo sujeto a los zapatos.

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