miércoles, 3 de marzo de 2010

Qué triste el lamento del pavo real

Qué triste el lamento del pavo real,

el gemido lento y desgarrado

del narciso que se mira en el estanque

y se encuentra al otro que, como espejo,

le recuerda la soledad perfecta;

la solitaria perfección,

el eco lejano

de otro que igual que él,

se lamenta de un amor jamás habido.

Qué terrible ese grito de ave

desahuciada,

de cigarra abandonada en mes de julio,

de caricia sin dueño,

de hombre emplumado

sin Dios y sin tiempo.

Gemido de cogote enjoyado

que ni pico ni labios han tocado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario